Cuando un dolor no termina de mejorar o una lesión se alarga más de lo esperado, a veces les propongo a mis pacientes seguir un tratamiento de ondas de choque.
Y si es tu caso, debes saber que no es un tratamiento doloroso ni invasivo, y puede ayudar mucho en tu recuperación. Por eso, en este artículo voy a contarte cuáles son los beneficios de las ondas de choque en el tratamiento fisioterapéutico.
Beneficios de las ondas de choque en fisioterapia
Antes de entrar a contarte en detalle cada ventaja de este tratamiento, quiero que tengas algo claro: este tratamiento no es un complemento, sino una herramienta muy importante dentro de la fisioterapia.
Lo que perseguimos con él es acelerar tu recuperación, desbloquear lesiones que se resisten y que puedas moverte sin dolor. Así que veamos qué beneficios ofrecen.
Alivio rápido del dolor
Uno de los primeros cambios que notas tras las ondas de choque es que el dolor empieza a disminuir.
Y no te hablo de un resultado que empieces a notar después de muchas semanas. El alivio del dolor llega tras las primeras sesiones.
El motivo es que estas ondas reducen la sensibilidad de las terminaciones nerviosas en la zona afectada, lo que te permite moverte con más libertad y menos molestias.
Para alguien que convive con dolor constante, esa mejoría inicial supone un cambio enorme: de repente puedes descansar mejor, caminar sin tanto miedo o realizar tareas cotidianas sin ese freno constante.
Regeneración y reparación de tejidos
Otro de los grandes beneficios es su capacidad para estimular la reparación natural del cuerpo. Las ondas de choque favorecen la creación de nuevos vasos sanguíneos y aumentan el riego en la zona dañada.
Eso significa que los tejidos reciben más oxígeno y nutrientes, lo que acelera su recuperación.
En consulta lo vemos con frecuencia en tendinopatías crónicas: después de varias sesiones, el tendón que llevaba meses estancado empieza a mostrar signos claros de mejora.
Es como darle un empujón al proceso de curación que tu cuerpo ya estaba intentando hacer, pero no conseguía completar.
Reducción de la inflamación y mejora de la movilidad
La inflamación es uno de los grandes culpables de la rigidez y la falta de movimiento. Con las ondas de choque conseguimos que esa inflamación se reduzca, liberando la articulación y permitiendo que vuelva a moverse con normalidad.
Lo notas sobre todo en zonas como el hombro o la rodilla: de repente puedes levantar el brazo más alto o doblar la pierna sin esa limitación constante.
Esa recuperación de la movilidad te permite volver a los ejercicios de fortalecimiento sin dolor, y eso acelera todavía más el proceso.
Eficacia en lesiones crónicas
Quizás el punto más sorprendente para muchos pacientes es cómo esta técnica funciona incluso en problemas que parecían “atascados”.
La fascitis plantar que lleva meses sin mejorar, el codo de tenista que te impide practicar tu deporte favorito o trabajar o el dolor en el tendón de Aquiles que te acompaña cada vez que sales a correr.
En todos esos casos, las ondas de choque suelen ser el impulso que faltaba para desbloquear la recuperación. Lo que parecía una lesión eterna, empieza a dar signos claros de avance.
Experiencia real de los pacientes
Lo que más me gusta es escuchar cómo cambia la manera en la que los pacientes hablan de su lesión después de unas sesiones.
Pasan de frases como “ya no sé qué hacer con este dolor” o “creo que me tendré que acostumbrar” a decir “por fin noto que estoy mejorando”. Esa transformación va mucho más allá de lo físico: es también emocional, porque recuperan la confianza en su cuerpo y en que pueden recuperarse.
Recupera antes, recupera mejor
Como has visto, los beneficios de las ondas de choque son muchos y a diario lo vemos en consulta. En Páez y Olivo utilizamos esta herramienta como parte de nuestro plan integral de fisioterapia.
Nuestro objetivo es claro: que recuperes tu vida activa lo antes posible y sin miedo a que el dolor vuelva. ¿Te acompañamos?